viernes, 4 de mayo de 2007

Cuando el espíritu está por delante de la ley

Cuando el espíritu está por delante de la ley, ésta está condenada a dejar de ser.

Las candidaturas presentadas por la izquierda abertzale (léase pro-etarras) han quedado -o quedarán- fuera de las próximas elecciones autonómicas y municipales –recuérdese que en el País Vasco son solo municipales. Primero fue la carnaza, de nombre ASB, que no cumplía siquiera con aquello del nombre; después las “agrupaciones electorales” con las cuales -intuyo- se trataba simplemente de enredar un poco para el asalto final. Por último tenemos a un partido de cierta antigüedad como es Acción Nacionalista Vasca, al que Batasuna habría penetrado con sus propios candidatos (ANV fue parte de la Mesa Nacional de Batasuna hasta 2001). Es de suponer que esta sea su último subterfugio, quiero decir, directo, porque siempre podrán volver a instrumentalizar EHAK como de seguro harán, pero el golpe se antoja bastante grande.

Mucho puede decirse sobre lo que ha pasado en esta legislatura, mucho en lo que se refiere a terrorismo, y mucho también sobre lo ocurrido desde la declaración de “alto el fuego permanente” de ETA el 22 de marzo de 2006. No obstante no es mi intención tratar esas cosas intentando colegir de qué manera desde todo aquéllo hemos llegado a esto, sólo quiero llamar la atención sobre un hecho en particular relevante. El PSOE cometió numerosos errores durante el alto el fuego de ETA y hacia el final el PP dijo algunas verdades, aunque antes había dicho muchas mentiras; asimismo el PSOE tuvo una actitud vacilante tras el atentado de Barajas, y todo eso no se puede dejar de tener en consideración. Sea como fuere y sin dejar de tener presente lo anterior me temo que ahora el PP vuelve por sus fueros y está dispuesto (está en ello) a desenvolver un discurso en que los argumentos fundamentales son ante todo demagógicos. En esos argumentos o pseudoargumentos me voy a detener.

Está claro, a un lado quedan ASB y las agrupaciones electorales, el problema es ANV. Desde el momento en que fue poniéndose de relieve que Batasuna pensaba utilizar a esta formación para colocar un buen número de sus candidatos en los parlamentos comenzó a funcionar la maquinaria del Estado. Finalmente han sido denunciadas por el Fiscal General y el Abogado del Estado algo más de 120 listas que más que probablemente no podrán ser votadas. Desde que ANV apareció en los informativos hasta el momento presente desde el PP se ha argumentado lo siguiente -como ya se hizo con EHAK: ANV es un partido relacionado con ETA, es evidente, por lo que debe ser ilegalizado; Rajoy llegó a decir “no es un problema con los plazos [judiciales], es de voluntad política”. Siendo la frase del líder de la oposición una extremación hasta lo intolerable de la primera.

En cuanto que un Estado es de Derecho lo primero de todo es cumplir la ley, esto es, lo que dice la ley. Y naturalmente sus formas de aplicación. Suele decirse que “las leyes tienen un espíritu”, pero esto es cierto solo en parte. Las leyes se hacen en un momento y un espacio determinado, y en ese momento y ese espacio hay un espíritu que permite, que hace o que consecuencia que las leyes sean como finalmente son (“sean” entendido como “se redacten”). Las leyes están hechas para resolver problemas o regular situaciones (o ambos) y en tanto que la circunstancia generada por el problema o conflicto o lo que fuere es de una manera, la ley será redactada de cierta forma; a partir de ahí se interpreta que la ley “recoge ese espíritu”, pero esto es una interpretación, pues, en tanto que la circunstancia varíe (ese momento, ese espacio) puede que cada vez se haga más difícil demostrar el “espíritu” cumpliendo la ley. Y la ley hay que cumplirla siempre.

No es aceptable que se cambie una ley para poder resolver un problema político o por la vía política, pero menos lo es que para resolver un problema los políticos no cumplan la ley. Lo primero es, digamos, manipular el espíritu de la ley en base a la oportunidad (política), algo muy grave. Lo segundo simple y llanamente, saltarse las leyes.

Actuando de frente contra el “espíritu” puede caerse en el fraude de ley, que viene a ser un “no cumplir la ley pero sí su letra”, permitir acciones auténticamente ilegales en base a su legalidad formal. Aquí entra ya la interpretación de cuándo esto sucede y cuándo no, la frontera puede llegar a ser bastante difusa, desde luego (sobre todo si los políticos se lo proponen; sobre todo si se ataca el espíritu de las leyes con frecuencia). Las cuestiones de interpretación en temas como este son siempre peliagudas y suele acudirse a antecedentes que vienen más o menos al caso, o no, pero que están relacionados con el tema en cuestión, sin embargo lo que de ninguna manera se puede interpretar es aquello que indudablemente está reflejado en un texto legal, es decir, una cosa es intentar demostrar que se está cumpliendo la letra pero no la ley, y otra afirmar que se debe actuar contra la letra misma de la ley para cumplir con su “espíritu”. Esto es intolerable.

Luego, y ya bajando a la actualidad política, quedaría interpretar si el PSOE trata de permitir (o llevar a cabo) un fraude de ley con el caso de ANV, porque no es posible cuestionarse sobre lo que hace el PP, que es exigir que el Gobierno se salte las leyes. Creo en lo último que la vacilación al interpretar podía tener cabida hasta cierto momento, sí, pero declaraciones como la de Rajoy no dejan lugar a la duda: de nuevo, como con las leyes –y más allá de otras cuestiones- Rajoy no esconde nada, Rajoy quiere decir exactamente lo que dice: que los plazos jurídicos dan igual, que no tienen por qué cumplirse, que tiene que darse el hecho sin cumplir con el proceso judicial prescrito, que la ley se puede obviar en este caso para conseguir un objetivo. Si conseguir ese objetivo es más beneficioso para el país y la sociedad que cumplir estrictamente con la ley es discutible, quizá hasta pudiera hacerse, pero no es discutible el sentido de las palabras de Rajoy (para que fuera beneficioso hay que aceptar, por supuesto, que todas las listas de ANV están contaminadas).

No pretendo demostrar “científicamente” que esto que hace el PP no lo hizo nunca el Gobierno, posiblemente lo hizo incluso durante el alto el fuego cuando desde varias partes comenzó a decirse que existía el precepto legal de algo así como amoldar las leyes a las exigencias o necesidades sociales, vamos, permitirle ciertas cosas a Batasuna para acercarnos al fin de ETA. Cuando se habla de la política del sistema las “demostraciones científicas” de diferencias cualitativas entre unos y otros son poco menos que quiméricas excepto en algunos casos contados (aunque algunos las ven por todas partes: los maniqueístas). Lo que quiero decir, y es de lo más mundano, es que el PP se ha entregado a la demagogia argumentada en base al incumplimiento de las leyes. Y, en fin, que el PP continuará diciendo tras las elecciones que “ETA está en las instituciones porque el PSOE así lo ha querido” (como ya afirmó Astarloa) y añadirá en el gesto más repugnantemente electoralista que “lo hace para conseguir algún gesto de ETA”, que “otra vez el Gobierno hinca la rodilla ante los terroristas” e incluso que “esto es una exigencia de ETA para avanzar en el proceso de paz”. Reitero que, al final, gran parte de lo dicho no dejan de ser interpretaciones y juicios de intenciones sobre unos y otros, ahora bien: el que no quiera verlo, que no lo vea.

Por cierto, que luego vendrá Acebes o algún otro de similar calaña a decir que “el PSOE no respeta las decisiones de los tribunales”, “las instituciones” o algo semejante, y si no al tiempo.